EL GUADIANA PALADA A PALADA

El jueves 29 de marzo SOMOS NOTICIA DE PORTADA en el diario HOY de Badajoz bajo el titular «EL GUADIANA PALADA A PALADA«. A continuación podéis leer el artículo al completo, ver fotos del diario en edición de papel y enlazar con la edición digital.
  Un pacense y un malagueño están recorriendo el río que hace frontera con Portugal sobre tablas de surf a remo Es común que a Extremadura llegue alguien de otra comunidad y nos recuerde qué valiosos son los paisajes que tenemos aquí y lo desaprovechados que están. Ha vuelto a ocurrir, ahora durante una actividad fluvial que están llevando a cabo estos días un pacense y un malagueño. En realidad es un reto personal que consiste en bajar el Guadiana desde Badajoz hasta su desembocadura en Ayamonte (Huelva) remando sobre una tabla de paddle surf (o surf de remo). En total, 265 kilómetros en diez etapas que completarían este sábado, día 31. El reto son 265 kilómetros en diez etapas desde Badajoz hasta la desembocadura en Ayamonte; «lo peor es el viento en contra», dicen Los palistas acaban de dejar atrás el tramo extremeño y han quedado maravillados. Pero un indicio de que poca gente se anima a aprovechar este recurso natural es que, en plena Semana Santa, no se han cruzado prácticamente con nadie. «Por Alqueva se ven continuamente embarcaderos, pero no hay embarcaciones amarradas», señala con tristeza el pacense Alfredo Liñán, 39 años y profesor de Derecho Penal en la Universidad Complutense de Madrid. Él es uno de los aventureros, junto a su amigo Carlos Toro, de 44 años, que se dedica a la banca privada y tiene en una playa de Málaga una empresa de alquiler de paddle surf llamada Toro SUP. Este deporte se basa en utilizar una tabla de gran volumen para que sea estable y un remo para avanzar de pie sobre el agua. Para promocionar este deporte con fines solidarios, Toro tiene en mente cruzar el Mar de Alborán (que es la parte más occidental del Mediterráneo). Sin embargo, su amigo Liñán le convenció para que entrenara antes en un río para calcular mejor su capacidad de aguante. Entonces le habló de Extremadura y le propuso que hiciera un descenso parcial del Guadiana. Cuenta que en invierno ambos hicieron una prospección por el Guadiana, donde se cruzaron con todo tipo de aves y animales. El malagueño quedó cautivado. Solo era cuestión de ponerle fecha a la travesía y acordaron que sería esta Semana Santa.        

Camalote al principio

Ambos salieron de Badajoz el miércoles, día 21. El lunes, día 26, cuando acababan de dejar atrás el Puente Ajuda en Olivenza y habían atravesado el pantano de Alqueva, HOY contactó con ellos. Estaban haciendo escala en la localidad portuguesa de Moura y se dirigían a Pedrogao, ambas localidades portuguesas. Los dos navegantes llevan un kayac de apoyo y por tierra les acompaña en coche un grupo de amigos que sigue de cerca sus peripecias y transportan su equipaje. Carlos y Alfredo duermen en hoteles y hospederías, pero durante el día la actividad puede llegar a ser realmente dura. «La lluvia no es problema, que nos vaya bien o mal depende del viento, que si sopla en contra y tardas mucho en dar la siguiente palada puede llevarte hacia atrás por el efecto vela que hace el cuerpo», explicaba el extremeño Alfredo Liñán hacia el ecuador de la travesía. «Extremadura debería fomentar más los deportes acuáticos», dice uno de los aventureros Evitarán el tramo del Salto del Lobo, donde el río se encañona y se vuelve bravo y peligroso Esa jornada, en la que habían remado cuatro horas y cuarenta y cinco minutos para avanzar 25 kilómetros, decía, fue «maravillosa», tanto por el viento favorable como por la fauna y paisajes que habían visto desde el mismo centro del cauce del Guadiana. Sin embargo, un día antes pasaron sobre la tabla de paddle surf más de siete horas y recorrieron 28 kilómetros. Con ellos sobre la tabla tan solo llevan una mochila con agua potable, frutos secos y comida energética, además de un GPS y un walkie talkie para no perder contacto con el compañero. Según Liñán, las primeras impresiones al salir de Badajoz en dirección a Puente Ajuda fueron la de muchos operarios retirando la gran cantidad de camalote que tiene el río, varias barreras flotantes para contener esta planta invasora y tres azudes que ellos sortean a pie gracias a que sus embarcaciones son ligeras y fácilmente transportables. «A medida que te vas alejando de la ciudad observas una fauna y unos paisajes preciosos. Es un espectáculo», señalaba su compañero Carlos, menos familiarizado con el ecosistema extremeño. Tras bordear la presa de Alqueva se incorporaron al Guadiana desde el afluente Ardila y a estas alturas habrán superado el ecuador de la prueba. «Ahora el paisaje se vuelve diferente, en este caso con muchos viejos molinos de agua. No obstante, hay un tramo, de 67 kilómetros, donde está el conocido Salto del Lobo que debemos saltarnos porque ahí el agua se encañona y el Guadiana se vuelve un río bravo que no se puede abordar ni con un kayac», explica Liñán al teléfono tras dejar a atrás territorio extremeño. En ese momento, por el altavoz del móvil, irrumpe su compañero malagueño: «¡Es una pasada la Extremadura que estoy conociendo! No me la esperaba, es una maravilla, pero no solo el Guadiana. Extremadura tiene para hacer de todo en la naturaleza y debería fomentar más los deportes acuáticos. Los amigos de Madrid que han venido dicen que hay que venir más y con tiempo para andar, con las bicis, a comer… Están emocionados». En su plan figura ahora Portugal, otro territorio prácticamente desconocido para ellos y donde las siguientes escalas son Pedrogao, Quintos (en teoría a estas alturas de la semana las habrán superado ya), Pomarao, Laranjeiras y al fin el océano Atlántico, al que llegarán a través de la localidad onubense de Ayamonte.

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